Facebook y Twitter se han convertido en dos sitios de feroces discusiones políticas. La polarización es cada vez más profunda entre las distintas afinidades políticas. Las redes sociales, al parecer, amplifican los mensajes emocionales y organizan a las personas en esferas públicas periféricas. Sin embargo, la evidencia sugiere que su impacto es más sutil de lo que pensamos.
Se argumenta que vivimos en esferas o burbujas donde solo nos exponen ideas con las que ya estamos de acuerdo. Esto no es solo por los algoritmos de las redes que se enfocan en ofrecernos gustos o ideas afines. Individualmente es más probable que busquemos y estemos de acuerdo con puntos de vista que se alinean a creencias preexistentes. Seleccionar nuestros sitios de noticias preferidos y curar nuestras cuentas de redes sociales hace que sea más fácil escuchar a grupos o individuos que validan nuestras propias visiones del mundo. Si seguir a personas en las redes sociales que están más alineadas con su visión del mundo exacerba la polarización, entonces se deduce que escuchar al “otro lado” reduciría la polarización. Sin embargo, varios estudios recientes por algunas Universidades en Estados Unidos han encontrado que esto no es así y la verdadera influencia tiene que ver más con la psicología del ser humano que con sus burbujas de interacción. Uno de estos estudios probó qué tipos de mensajes políticos en Twitter tienen más probabilidades de compartirse, al analizar tweets de diferentes personajes políticos. Encontraron que los tweets con palabras más emotivas y morales tenían más probabilidades de ser retuiteados. Esto, a su vez, podría ayudar a explicar por qué alentar a las personas a seguir a los políticos del lado opuesto parece empeorar la polarización: los políticos tuitean las posiciones políticas que su base política quiere escuchar, y lo hacen en un lenguaje moral y emotivo que fácilmente puede crear reacciones negativas por opositores. Esto sugiere que, si las redes sociales están alimentando la polarización, su influencia podría ser más indirecta. Esta influencia indirecta es plausible, sin embargo, porque en muchos medios tradicionales, la actividad en las redes sociales se ha convertido en noticia. Muchos reporteros actualmente convierten los tweets en titulares que pueden generar miedo en el “otro lado”. De esta manera, todo el ciclo de noticias se desplaza hacia contenidos más polarizados y cargados de emociones. Un ejemplo claro, es el presidente López Obrador, que ha demostrado ser particularmente exitoso en dominar los medios de comunicación tradicionales y online a través sus conferencias mañaneras o sus mensajes en twitter.
¿Qué hacemos para reducir la polarización?
Las empresas de redes sociales deben hacer más para contrarrestar el extremismo y la polarización en línea, por ejemplo, regulando mejor la orientación política de los anuncios en sus plataformas. Sin embargo, incluso en ausencia de cambios en la política o en los sitios mismos, hay mucho que podemos hacer como individuos para que las redes sociales estén menos polarizadas. También podemos intentar cultivar una red diversa, que se extienda más allá de nuestros círculos inmediatos. No es necesariamente bueno que las redes sociales aumenten el volumen de información que recibimos de personas que ya conocemos bien. Más bien, la investigación sugiere que incluso cuando no estamos expuestos directamente al “otro lado”, los llamados “lazos débiles” (amigos de amigos, conocidos) ofrecen un grado de diversidad política que podría inspirar más moderación política. En resumen, quizás la solución a nuestro problema no esté completamente fuera de nuestro alcance. Cuando tratamos los espacios en línea como trataríamos a nuestra propia comunidad, las conversaciones difíciles se vuelven más productivas. No importa cuán confiados o agraviados nos sintamos en nuestros argumentos, todos se benefician cuando tratamos activamente de ser más reflexivos y de mente abierta sobre lo que decimos y cómo reaccionamos ante otras personas con las que no estamos de acuerdo, tanto en línea como fuera de línea.