Desde los tiempos de Aristóteles y su permanente crítica a la práctica de la usura, ha existido una preocupación por la relación de las actividades económicas y la ética. Durante la Edad Media, teólogos también condenaron la avaricia y la codicia tanto en la iglesia como en las actividades mercantiles de terceros. Todas esas teorías que han surgido, hoy destacables en Responsabilidad empresarial y diferentes legislaciones toman como base el mismo concepto de ética en los negocios como: “Los principio que rigen la toma de decisiones de negocios en libertad y de forma responsable con la comunidad”. Aquí se engloban los principios de convivencia en nuestra sociedad: Derechos, obligaciones, beneficios para la sociedad, equidad, honestidad, lealtad, igualdad, etc. En este artículo explico las relación entre adicciones a Internet y vídeo juegos y la ética y los negocios en el siglo XXI.
Las empresas, el uso de la tecnología y la ética en el siglo XXI
Pero la realidad es una y no es positiva. Las empresas siguen regidas por los resultados y la utilidad. La posible o la real manipulación de las empresas por tener una mayor cantidad de clientes. Así como de generar la mayor cantidad posible de dinero; surgen situaciones donde la ética y los negocios chocan. ¿Hasta dónde es ético generar un producto que puede generar un daño social? ¿Cuánto dinero es lo correcto generar, antes de decir basta? ¿Qué acciones debe generar la empresa, para evitar abusos en el uso y consumo de sus productos?. Y por el lado de los padres ¿Debo o no permitir a mi hijo jugar video juegos? ¿Hasta dónde debo permitirle el uso de la tecnología o de las redes sociales, sin afectar su entorno social?, Como afecta las adicciones a Internet y vídeo juegos a mi hijo?, ¿Cómo le digo no lo uses, si yo utilizo el celular todo el día? ¿Cómo aceptar que mi hijo puede tener un problema, si se comporta igual que sus amigos?. Preguntas y discusiones al respecto podemos generar horas y páginas completas.
Y no solamente sobre un video juego. Las mismas discusiones, pueden ser sobre productos como los refrescos, las armas, las redes sociales, la comida chatarra, etc.
El tener la capacidad de generar consciencia, sobre los beneficios y los riesgos de cualquier producto o servicio; así como el poder establecer límites en conjunto deben ser la base para evitar situaciones adictivas, ante entornos como los video juegos y el uso de Internet.
El negocio de mantenerte “conectado” genera adicciones a Internet y a los vídeo juegos
Tenemos ejemplos como China, que declaró la adicción a Internet como un trastorno clínico grave y lo convirtió en un asunto de salud pública y una amenaza para la salud de sus jóvenes. Se estima que hay unos 24 millones de adictos, los cuales pasan más de 8 horas diarias “on line”.
Hoy siguen siendo pocos los países que ven este tipo de adicciones como un tema de salud pública. La Organización Mundial de la Salud considera la tecnodepencia o ciberadicción como una “adicción sin sustancia”, junto a otras como la ludopatía o la compra compulsiva.
Que tienen en común las adicciones?
Todas las adicciones tienen puntos en común y tienen que ver con un cambio neuroestructural, que ocurre por sobreestimular puntos de placer en el cerebro. Cuando una persona suspende esa actividad, sigue un síntoma de abstinencia, que en el caso de los adictos a los video juegos se transforma en ansiedad, depresión e irritabilidad, que solo se quita repitiendo el patrón. Cuando este se suspende del todo, pueden pasar semanas antes de que el cerebro vuelve a autoregularse
Vivimos bajo una nueva realidad y sociedad, donde el uso de las tecnologías es parte fundamental del día a día; por lo cual no podemos ni debemos estigmatizarlas, prohibirlas o rechazarlas. Hoy la gran mayoría de la gente y especialmente los adolescentes no consideran el que Internet, redes sociales, video juegos, etc., representen algún tipo de riesgo y se sienten inmunes a lo que puedan enfrentar en las redes sociales.
Necesitamos cómo sociedad crear nuevas reglas y desarrollar las conductas y habilidades para entender los límites y conductas adecuadas, sin olvidar que podemos caer en el abuso y la adicción. Un uso adecuado nos debe ayuda a valorar tanto los beneficios, como a identificar los riesgos que pueden provocar un abuso. Y tristemente dudo que las empresas sean capaces de poner esos límites, ya que su prioridad es generar y generar utilidades